domingo, 19 de febrero de 2012


Ana Arregui

“Antes de cambiar el mundo, tienes que aceptar que tú también formas parte de él” ¿ Y qué es el mundo? ¿Cuál es mi mundo?

El concepto, el discurso, ¡El discurso! -¿Cuál es el discurso de tu obra? - ¿ Tú pintas? - ¿Tú  haces fotos? - ¿Arte Público? Eso qué es?… - Pero, ¿Tú no pintabas? - Sí, pero actualmente me dedico al diseño… - Pero… ¿El diseño es Arte? - Tienes que definir tu discurso, el concepto… - Y vuelta a empezar para volver a repetir las mismas situaciones donde la justificación de tus acciones es la constante invariable de la ecuación. La justificación elevada al discurso claro está, porque se debe definir una línea para que tu obra sea coherente y te permita poner copas en un bar los viernes por la noche después de asistir al Opening de tu mejor amigo que realiza Performance, bueno no exactamente, realiza acciones más orientadas al Happening  que difiere del primero en la improvisación (ver Wikipedia).

En el vino inaugural coincidirás con el resto de colegas apelados “culturetas”, “pinturitas”, “artistillas”, fácilmente diferenciables dentro del “mundillo”, pero que para el resto del populacho se engloban en la élite de: “Los jipis estos...” ( Se recomienda no caer en crisis existencial si uno no se siente identificado-aceptado con alguna de estas comunidades.. son muy exclusivas), y la justificación de la ecuación da paso a la intención de nueva creación... Las ideas afloraran a partir de la 3º copa y la exaltación de la amistad se traduce en “tenemos que hacer algún proyecto juntos”. Todo ello es la conclusión de una animada conversación sobre el papel del sujeto en la esfera pública, y la conciencia del ser, entre otros... Siempre enlazándolo de manera magistral con tu discurso, of course.

Una vez añadido el ingrediente secreto del concepto ya está listo el proyecto definido dentro del discurso lineal que se aunará en el dosier personal y será remitido (junto al CV, títulos, cursos, cartas de recomendación, papas en vinagre y demás) a la dirección indicada para optar a la Beca de Jóvenes Creadores que el año pasado ganó un artista nacido en la década de los años 60 con diez años de carrera artística a sus espaldas. No olvidar incluir un sello y un sobre para la devolución de la documentación enviada (Muy importante este dato, ya que la colección de dosieres devueltos queda de maravilla en la estantería de la salita, junto a las velitas aromáticas y el artilugio ese raro rescatado con tanta ilusión del contenedor...). Y a pesar de los pesares, sigo enraizada a esta vida. ¿Acaso no es maravillosa? seguiré  tropezando una y otra vez con la dichosa piedra... Me encanta, me regodeo, y no pienso rodearla. Eso es lo que NO quiero cambiar. Me gusta.


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