Ahnna Molko
De las 15 ciudades más peligrosas del mundo 7 son mexicanas,
y yo vivo en una de ellas. De los 47.515 asesinatos violentos vinculados con
hechos del narcotráfico, cometidos en México en los últimos 6 años, uno de
ellos fue el de mi profesor de literatura y sigue impune. Si eso no me hace
añorar un cambio, entonces no sé qué más lo puede hacer, pero este túnel que se
me ha hecho tan largo está a punto de llegar a su final. Aunque las próximas
elecciones sean una luz, no sé si este tren que viene descarrilando desde hace
tiempo con un cambio se pueda frenar.
Que el vocablo "elección " se defina como opción
que se toma entre varias o como nombramiento de una persona a un cargo,
definitivamente no es coincidencia. En las elecciones de cargos políticos hay
opciones y cada opción te ofrece un cambio.
Este 1o. de julio del 2012 habrá elec-ciones federales para
elegir el presidente de México por los siguientes seis años, ésta es la crónica
de un cambio anunciado, o no.
A nivel de representantes presidenciales, en México se han
dado pocos cambios simbólicos, desde 1929: el país como actualmente lo conocemos
bajo los términos constitucionales que lo rigen actualmente, fue gobernado por
el Partido Revolucionario Institucional, situación que cambió hasta el 2000, cuando el PRI perdió las elecciones
frente a la Alianza por el Cambio (coalición de los partidos PAN-PVEM). Aunque
todavía no tenía edad para votar entonces, hay quienes aseguran que no votaron
por el PAN, que votaron en contra del PRI, en contra de 70 años de
desapariciones de civiles, 70 años de vejaciones a los derechos humanos, 70
años de corrupción, 70 años de
situaciones a las que los ciudadanos dijeron "no más" beneficiando
con su voto al Partido de Acción Nacional. Yo les creo: ganó el PAN porque ya
no querían que ganara el PRI, no porque quisieran que ganara el PAN.
Pero como todo cambio tiene sus responsabilidades, no pasó
mucho para que el pueblo mexicano se tuviera que responsabilizar del
representante que había elegido - personaje folklórico que a nivel
internacional se le recuerda por sus botas de vaquero y atropellos lingüísticos
-. Pero parece que 6 años no son suficientes para que un partido demuestre sus
alcances. Así que una vez más los mexicanos le dimos otra oportunidad al PAN -
o seguimos cas-tigando al PRI, como quieran verlo - y así fue cómo en el 2006
Felipe Calderón - candidato del PAN-, ganó las elecciones por un diminuto
margen de error frente a López Obrador - candidato del Partido de la Revolución
Democrática, partido fundado bajo una ideología de política de izquierda-
dejando muy atrás al PRI que ya manifestaba claramente la pérdida de simpatía
entre la sociedad. Continuar con el gobierno que repre-senta la ideología de
derecha y conservadora nos ha costado lágrimas a mí y a los otros amigos y
familiares de los - sólo oficialmente reconocidos - 47.515 víctimas de asesinatos
violentos cometidos en el país dentro del gobierno de Calderón en su lucha
contra el narcotráfico.
Para este año, al igual que en las elecciones pasadas, López
Obrador se presenta como candidato del PRD promoviendo la cultura del amor y
extendiendo la mano a los pobres. El PAN todavía no se decide entre sus tres
precandidatos a quién va a lanzar a contienda, los tres prometen continuar la
lucha contra el narcotráfico - lo que a mí no me produce una imagen nada
prometedora del futuro de mi país -. Por su parte, el PRI tiene como
representante a Enrique Peña Nieto, un candidato que literalmente calladito se
ve más bonito. Así es cómo yo - creadora, ciudadana, joven mexicana - me
cuestiono si darle una oportunidad al partido que no hemos probado, si es el
cambio que quiero para mi país, si ha llegado el momento de darle una
oportunidad a la izquierda o continuamos con la derecha, o si damos un paso
atrás con el PRI. Sé que España ha sido gobernada alterna-damente por dos
partidos.
El año pasado hubo un cambio de gobierno, en términos
generales a nivelinternacional se dice que el resultado de las elecciones del
2011 refleja la inconformidad del pueblo español con el PSOE por su pasada
administración y legislaciones, pero también se lee mucho descontento en varios
sitios web por haber beneficiado al partido conservador augurando un mayor
aumento en la grieta de la crisis económica que atraviesa el país. Entonces,
¿por qué seguimos poniendo en el poder a aquellos con quiénes no estamos de
acuerdo?
Ya lo decía el poeta Octavio Paz: Las masas humanas más
peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo...
del miedo al cambio. Tal vez, ésta sea la ocasión en la que los mexicanos
también quieran castigar a quienes los han mal administrado y mal legislado, y
le den una oportunidad al partido que nunca se la han dado. O quizás todo siga
igual.
A los mexicanos nos tiembla la mano cuando se trata de poner
mano dura a un castigo. Tartamudeamos cuando queremos pedir algo, aunque sea nuestro
derecho. Tenemos miedo a ser arre-metidos. Y ahora que el partido de izquierda
se cuela como favorito para ganar estas elecciones, las potencias que se
retroalimentan con México - Estados Unidos la principal de ellas - verán con
desafecto la implantación de una república amorosa y la ideología de izquierda
del PRD.
Ver que la inseguridad de mi país rebasa la de la guerra de
Irak, me hace sentir un fuerte compromiso en la decisión de a quién beneficiar
con mi voto. Por un lado, me asusta que el PRI no haya aprendido nada de la
lección del 2000. También me asusta que el PAN continúe con la manera en la que
han manejado su guerra contra el narcotráfico y que la cifra de 47.000 muertos
se duplique en el próximo sexenio. Y la tercera op-ción, sinceramente me parece
muy in-genua. Ninguna promesa me ha convencido, ninguna causa me ha conmovido,
y a ningún político le tengo confianza; para mí son cambios que significan
seguir igual.
Es difícil decidir cuando tus opciones no representan a tus
intereses o deseos, es difícil decidir cuando todos los días tienes miedo de
salir a la calle, pero es más difícil ver cómo un país tan lleno de riquezas
naturales y culturales se está debilitado porque la sociedad está dividida y
antepone sus prejuicios sociales y económicos al bienestar nacional. Decidir
tibiamente y votar con los ojos cerrados es decirle a mi país que me he dado
por vencida, y no es así. Desde mi trincheras que son las letras y el arte,
sigo luchando y tratando de aportar mi grano a este desmoronado pedazo de
tierra que espero que nadie lo sople mientras lo estoy poniendo. Es mi grano
para generar un cambio, el cambio que yo quiero, el que México necesita, el
cambio que el mundo entero merece. Elegir a un líder es importante, pero no lo
es todo. Toda la humanidad debe criticar y trabajar por los cambios.
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