domingo, 19 de febrero de 2012


Ahnna Molko

De las 15 ciudades más peligrosas del mundo 7 son mexicanas, y yo vivo en una de ellas. De los 47.515 asesinatos violentos vinculados con hechos del narcotráfico, cometidos en México en los últimos 6 años, uno de ellos fue el de mi profesor de literatura y sigue impune. Si eso no me hace añorar un cambio, entonces no sé qué más lo puede hacer, pero este túnel que se me ha hecho tan largo está a punto de llegar a su final. Aunque las próximas elecciones sean una luz, no sé si este tren que viene descarrilando desde hace tiempo con un cambio se pueda frenar.

Que el vocablo "elección " se defina como opción que se toma entre varias o como nombramiento de una persona a un cargo, definitivamente no es coincidencia. En las elecciones de cargos políticos hay opciones y cada opción te ofrece un cambio.

Este 1o. de julio del 2012 habrá elec-ciones federales para elegir el presidente de México por los siguientes seis años, ésta es la crónica de un cambio anunciado, o no.

A nivel de representantes presidenciales, en México se han dado pocos cambios simbólicos, desde 1929: el país como actualmente lo conocemos bajo los términos constitucionales que lo rigen actualmente, fue gobernado por el Partido Revolucionario Institucional, situación que cambió hasta el  2000, cuando el PRI perdió las elecciones frente a la Alianza por el Cambio (coalición de los partidos PAN-PVEM). Aunque todavía no tenía edad para votar entonces, hay quienes aseguran que no votaron por el PAN, que votaron en contra del PRI, en contra de 70 años de desapariciones de civiles, 70 años de vejaciones a los derechos humanos, 70 años de corrupción,  70 años de situaciones a las que los ciudadanos dijeron "no más" beneficiando con su voto al Partido de Acción Nacional. Yo les creo: ganó el PAN porque ya no querían que ganara el PRI, no porque quisieran que ganara el PAN.   

Pero como todo cambio tiene sus responsabilidades, no pasó mucho para que el pueblo mexicano se tuviera que responsabilizar del representante que había elegido - personaje folklórico que a nivel internacional se le recuerda por sus botas de vaquero y atropellos lingüísticos -. Pero parece que 6 años no son suficientes para que un partido demuestre sus alcances. Así que una vez más los mexicanos le dimos otra oportunidad al PAN - o seguimos cas-tigando al PRI, como quieran verlo - y así fue cómo en el 2006 Felipe Calderón - candidato del PAN-, ganó las elecciones por un diminuto margen de error frente a López Obrador - candidato del Partido de la Revolución Democrática, partido fundado bajo una ideología de política de izquierda- dejando muy atrás al PRI que ya manifestaba claramente la pérdida de simpatía entre la sociedad. Continuar con el gobierno que repre-senta la ideología de derecha y conservadora nos ha costado lágrimas a mí y a los otros amigos y familiares de los - sólo oficialmente reconocidos - 47.515 víctimas de asesinatos violentos cometidos en el país dentro del gobierno de Calderón en su lucha contra el narcotráfico.           

Para este año, al igual que en las elecciones pasadas, López Obrador se presenta como candidato del PRD promoviendo la cultura del amor y extendiendo la mano a los pobres. El PAN todavía no se decide entre sus tres precandidatos a quién va a lanzar a contienda, los tres prometen continuar la lucha contra el narcotráfico - lo que a mí no me produce una imagen nada prometedora del futuro de mi país -. Por su parte, el PRI tiene como representante a Enrique Peña Nieto, un candidato que literalmente calladito se ve más bonito. Así es cómo yo - creadora, ciudadana, joven mexicana - me cuestiono si darle una oportunidad al partido que no hemos probado, si es el cambio que quiero para mi país, si ha llegado el momento de darle una oportunidad a la izquierda o continuamos con la derecha, o si damos un paso atrás con el PRI. Sé que España ha sido gobernada alterna-damente por dos partidos.

El año pasado hubo un cambio de gobierno, en términos generales a nivelinternacional se dice que el resultado de las elecciones del 2011 refleja la inconformidad del pueblo español con el PSOE por su pasada administración y legislaciones, pero también se lee mucho descontento en varios sitios web por haber beneficiado al partido conservador augurando un mayor aumento en la grieta de la crisis económica que atraviesa el país. Entonces, ¿por qué seguimos poniendo en el poder a aquellos con quiénes no estamos de acuerdo?

Ya lo decía el poeta Octavio Paz: Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo... del miedo al cambio. Tal vez, ésta sea la ocasión en la que los mexicanos también quieran castigar a quienes los han mal administrado y mal legislado, y le den una oportunidad al partido que nunca se la han dado. O quizás todo siga igual.
A los mexicanos nos tiembla la mano cuando se trata de poner mano dura a un castigo. Tartamudeamos cuando queremos pedir algo, aunque sea nuestro derecho. Tenemos miedo a ser arre-metidos. Y ahora que el partido de izquierda se cuela como favorito para ganar estas elecciones, las potencias que se retroalimentan con México - Estados Unidos la principal de ellas - verán con desafecto la implantación de una república amorosa y la ideología de izquierda del PRD.

Ver que la inseguridad de mi país rebasa la de la guerra de Irak, me hace sentir un fuerte compromiso en la decisión de a quién beneficiar con mi voto. Por un lado, me asusta que el PRI no haya aprendido nada de la lección del 2000. También me asusta que el PAN continúe con la manera en la que han manejado su guerra contra el narcotráfico y que la cifra de 47.000 muertos se duplique en el próximo sexenio. Y la tercera op-ción, sinceramente me parece muy in-genua. Ninguna promesa me ha convencido, ninguna causa me ha conmovido, y a ningún político le tengo confianza; para mí son cambios que significan seguir igual.

Es difícil decidir cuando tus opciones no representan a tus intereses o deseos, es difícil decidir cuando todos los días tienes miedo de salir a la calle, pero es más difícil ver cómo un país tan lleno de riquezas naturales y culturales se está debilitado porque la sociedad está dividida y antepone sus prejuicios sociales y económicos al bienestar nacional. Decidir tibiamente y votar con los ojos cerrados es decirle a mi país que me he dado por vencida, y no es así. Desde mi trincheras que son las letras y el arte, sigo luchando y tratando de aportar mi grano a este desmoronado pedazo de tierra que espero que nadie lo sople mientras lo estoy poniendo. Es mi grano para generar un cambio, el cambio que yo quiero, el que México necesita, el cambio que el mundo entero merece. Elegir a un líder es importante, pero no lo es todo. Toda la humanidad debe criticar y trabajar por los cambios.


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